Abr18
Llenando vacíos
► Lamentaciones 3:40
Dios está obrando en mí y, de seguro, en ti también. Por ello, me permito compartir mi experiencia como hija de Dios y cómo Él ha venido obrando en mi vida.
Quiero comenzar diciendo que, antes de conocer a Jesús, como cualquier ser humano, estaba acostumbrada a realizar acciones que consideraba normales y aceptables. Esto sucede porque, cuando caminamos fuera del camino del Señor, creamos falsos hábitos de vida y creemos que lo que hacemos, decimos y pensamos es correcto; en resumen, vivimos en un error.
Todos estos actos son realizados con el afán y la urgencia, o simplemente por rutina, de llenar ciertos vacíos que se han creado con el tiempo. Pero el día que decidí conocer a Dios y entregar mi ser a Él fue cuando comenzó lo realmente sorprendente para mi vida. Sin darme cuenta y sin sentirme obligada, empecé a notar los cambios que realmente necesitaba para transformar esa vida llena de “vacíos”, los mismos que desviaban mi conducta hacia un camino lleno de mentiras.
Escuchar hablar de su palabra y cuán maravillosa es la vida a su lado, era algo que cada vez me llenaba más de valentía para asumir los nuevos retos que conlleva la vida.
Como consecuencia del gran amor por Dios y mi enorme agradecimiento hacia Él, comencé a servir y a descubrir capacidades y talentos que ni sabía que tenía, pero que Dios sí sabía porque Él mismo los había colocado en mi vida.
No puedo negar que conocerle y caminar bajo sus mandamientos es a veces complicado, pues existirán pruebas en las que sentiremos desfallecer. Sin embargo, son precisamente estas pruebas las que nos sacan el verdadero coraje que llevamos dentro, demostrándonos a nosotros mismos que tenemos un Dios poderoso, que jamás se aparta de nosotros y que siempre está como buen padre cada vez que le llamamos.
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.»2 Timoteo 1:7-9
Punto de acción:
Te motivo a escudriñar las Escrituras, a enamorarnos de ese Padre supremo que día y noche vela por nosotros. A perseverar en la comunión, y a estar dispuesto a enfrentar cada una de las pruebas.
A llenarnos de su amor y valentía, y a comenzar a cambiar lo que a los ojos humanos es correcto por lo que realmente es importante ante los ojos de nuestro amado Dios.
Lectura bíblica necesaria: Lamentaciones 3 (RVR60) Quiero comenzar diciendo que, antes de conocer a Jesús, como cualquier ser humano, estaba acostumbrada a realizar acciones que consideraba normales y aceptables. Esto sucede porque, cuando caminamos fuera del camino del Señor, creamos falsos hábitos de vida y creemos que lo que hacemos, decimos y pensamos es correcto; en resumen, vivimos en un error.
Todos estos actos son realizados con el afán y la urgencia, o simplemente por rutina, de llenar ciertos vacíos que se han creado con el tiempo. Pero el día que decidí conocer a Dios y entregar mi ser a Él fue cuando comenzó lo realmente sorprendente para mi vida. Sin darme cuenta y sin sentirme obligada, empecé a notar los cambios que realmente necesitaba para transformar esa vida llena de “vacíos”, los mismos que desviaban mi conducta hacia un camino lleno de mentiras.
Escuchar hablar de su palabra y cuán maravillosa es la vida a su lado, era algo que cada vez me llenaba más de valentía para asumir los nuevos retos que conlleva la vida.
Como consecuencia del gran amor por Dios y mi enorme agradecimiento hacia Él, comencé a servir y a descubrir capacidades y talentos que ni sabía que tenía, pero que Dios sí sabía porque Él mismo los había colocado en mi vida.
No puedo negar que conocerle y caminar bajo sus mandamientos es a veces complicado, pues existirán pruebas en las que sentiremos desfallecer. Sin embargo, son precisamente estas pruebas las que nos sacan el verdadero coraje que llevamos dentro, demostrándonos a nosotros mismos que tenemos un Dios poderoso, que jamás se aparta de nosotros y que siempre está como buen padre cada vez que le llamamos.
Punto de acción:
Te motivo a escudriñar las Escrituras, a enamorarnos de ese Padre supremo que día y noche vela por nosotros. A perseverar en la comunión, y a estar dispuesto a enfrentar cada una de las pruebas.
A llenarnos de su amor y valentía, y a comenzar a cambiar lo que a los ojos humanos es correcto por lo que realmente es importante ante los ojos de nuestro amado Dios.