Amigos de Dios Parte III

La diferencia entre siervo y amigo no se basa en diligente obediencia o desobediencia (ni siquiera en obediencia casual). La diferencia se basa en entendimiento o falta de entendimiento. Ya que los amigos llevan una relación cercana, entienden, cosa que los siervos no hacen.

En la antigüedad, los siervos debían obedecer sin preguntar, ni entender. Eso era la diferencia con el señor, dueño y gobernante de su vida.

Cristo va contra la cultura y, para demostrarnos lo que somos para Él, ha dicho en Su Palabra que somos Sus amigos, porque lo que oyó del Padre quiere compartirnos: son Sus sueños, propósitos y planes: 'todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer'. Todo esto no formaba parte de la relación que existiría entre un señor y su siervo, pero Él, siendo Señor y dueño de todo y a quien nos debemos como amo, prefiere que, en cuanto a la obediencia, mejor vivamos como amigos.

Es decir, quiere que tengamos una relación personal de confianza. ¡Dios compartiendo con nosotros información confidencial! Dios nos ha dado el increíble privilegio de colaborar con Él. Nos trata como amigos, abre su corazón con nosotros y comparte Sus planes y pensamientos.

Esas cosas que Jesús oyó y recibió del Padre para dárnoslas a conocer son bienes y riquezas espirituales. Son revelaciones que incluso los sabios de este mundo ignoran. Pero no olvidemos que esta información que ahora recibimos del Señor es con la finalidad de que vayamos al mundo para compartirla como si fuera Él.

Esta amistad tiene unas características que la hacen única, especial, particular; por ejemplo:

• - Es eterna. Él prometió no dejarnos ni desampararnos. Hebreos 11:5. Esto quiere decir que se comprometió con nosotros para siempre, eternamente.
• - Permite un conocimiento total. No tiene secretos ni reservas. Juan 17:3. Su conocimiento es tal, que se define como la vida eterna que nos regaló.
• - Está basada en Su amor que es inagotable. Su amor suple todas nuestras falencias, cubre todas nuestras faltas. 1 Juan 4:16-19.
• - Es íntima. No solo nos conoce, sino que nos conoce y se da a conocer mucho más allá de lo superficial. Él ahonda nuestros pensamientos mucho más de lo que podemos creer. Los conoce todos y así mismo se da a conocer: Totalmente.

¡Qué privilegio no solo ser llamados sino realmente ser amigos de Dios!

Punto de acción:

Pide al Espíritu de Dios que te permita comprender (si ya conoces) el valor del amor de Dios hasta hacerte Su amigo y ofrecernos una amistad sin igual.

Lectura bíblica necesaria: Santiago 2