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Sep29

Un hervor al cielo

Mes // Septiembre

Un hervor al cielo
«Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración. »
► Romanos 12:12


Si buscas la gracia de Dios en tu vida cotidiana, si anhelas una guía divina constante, esta es la respuesta: practica una oración ferviente, continua. Haz un "hervor al cielo".

Pero, ¿qué significa "hervor"? Es una acción realizada con pasión y entusiasmo, con un ardor intenso. Es similar a la idea de hervir, que es la técnica de cocción donde un líquido es llevado al punto de ebullición, y en él se cocina un ingrediente que necesita de ese calor extremo. Este concepto puede ser aplicado de manera análoga al fervor, especialmente cuando hablamos de la intensidad en la oración.

La oración, y en particular la oración con fe, son nuestras herramientas principales frente a las variadas y desafiantes circunstancias de la vida.

Orar es esencial para la vida y el crecimiento espiritual del creyente. Es el aliento del alma renovada. A través de la oración, se busca y se encuentra socorro, obteniendo innumerables bendiciones celestiales. Es el escudo más potente contra la persecución, el pecado y las tentaciones. Como dijo un creyente de antaño, cuyas palabras aún resuenan:

“Satanás tiembla cuando ve al santo más débil de rodillas.”
- William Cooper (1731-1800)


Debemos estar plenamente convencidos de la eficacia de la oración. No estamos hablando solos; siempre somos escuchados y atendidos, siempre que se ore con fe y persistencia. Dios se nos ha revelado como el que escucha y responde:

«Claman los justos, y Jehová oye.» - Salmo 34:17


Nos ha enseñado que todo lo que pidamos para Su gloria y nuestro bien será otorgado. Tenemos acceso directo al trono de la gracia, y desde allí se nos concede lo que solicitamos.

La acción del "hervor en el cielo" hace que un poco de ese cielo descienda a la tierra, y el adorador ferviente experimenta el gozo incomparable de ser escuchado.

El apóstol Santiago nos brinda un ejemplo especial de oración ferviente al hablar de Elías, siervo y profeta de Dios:

«Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto». - Santiago 5:17-18


Plan de acción

Así como se mide el calor en la estufa o en el calentador, ¿podrías medir tu "hervor" y "fervor" en tu oración diaria ante Dios?

Lectura bíblica necesaria:
Santiago 5

Autor

María Piedad Mesa

Escritora de:
Busca Amar a Dios y Ser Ejemplo
Bendito el Fruto de tu Vientre

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