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Dic05

Sé coherente

Mes // Diciembre

Sé coherente
«Mas sea vuestro hablar: Sí, sí; No, no, porque lo que es más de esto, de mal procede »
- Mateo 5:37

Hace unos años, por un motivo especial, recibí esta frase de una persona que, paso a paso, fue ganada para Cristo. En la tarjeta que me entregaba, escribió:

"He aprendido a tratar de vivir con coherencia; que mi diario vivir sea el reflejo de aquellos principios que se proclaman frente a otros".

La coherencia tiene que ver con la integridad: ser el mismo siempre, tanto en público como en privado. Debemos esforzarnos por tener un carácter cristiano coherente. Es una simetría de pensamiento, deseos y acciones, que podría ilustrarse con un edificio bien proporcionado, donde nada le falta ni le sobra para ser firme, fuerte, funcional y, además, hermoso.

La coherencia se adquiere cultivando un carácter trabajado y luchado en la intimidad con el Señor, teniendo Su Palabra como norma para la acción y ejercitando una voluntad que tiende siempre a agradar a Dios en todo. En este ejercicio, tendemos a exhibir y disfrutar de las áreas fuertes; por ejemplo, ser fervorosos y ardientes de forma apasionada y brillante en la relación con Dios, dejando casi en sombras a quienes nos ven y conocen. Pero en áreas débiles, como la humildad, la mansedumbre y la bondad fraternal, nos mostramos insensibles en las relaciones con los demás, olvidando que también forman parte del carácter cristiano.

Es por eso que la invitación es:
¡¡¡SÉ COHERENTE!!!

Con frecuencia, los creyentes muestran incoherencia por la falta de conocimiento de la Palabra de Dios en cómo se debe actuar en áreas que son más difíciles. Esto también conlleva una falta de discernimiento, que es la capacidad de decidir sobre temas o términos “grises” (como los llaman los exégetas), a puntos que, aunque no estén totalmente claros, forman parte de la doctrina que da la regla y medida perfecta de acción.

Hasta hombres y mujeres maduros en la vida de la fe, en el camino de su vida cristiana, se enfrentan a dificultades o dudas respecto a la posición y camino correctos que se deben tomar. La coherencia es el resultado de una mente que conoce los mandamientos y ordenanzas de Dios, y de un corazón y voluntad sometidos a la obediencia.

Nunca lograremos la coherencia que anhelamos si, en lugar de los principios bíblicos, nos dejamos guiar por costumbres, modas y hábitos tradicionales, viviendo sin cuestionarlos a la luz de la Palabra de Dios.

Punto de acción:

Ser coherente es el resultado de alinear tu pensamiento, corazón y voluntad. Si esto se refleja en tu hablar, ¿qué puedes hacer para crecer en ello?

Lectura bíblica recomendada: Mateo 5

Autor

María Piedad Mesa

Escritora de:
Busca Amar a Dios y Ser Ejemplo
Bendito el Fruto de tu Vientre

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