Una estrategia maravillosa

Todos nosotros, los creyentes, enfrentamos una realidad común: un enemigo, un destructor que acecha nuestras vidas. Jesús lo expresó claramente: «el ladrón viene para robar, matar y destruir» Juan 10:10.

En el libro del profeta Nahum, se menciona a Nínive, la capital de Asiria, lugar al que Dios envió a Jonás para predicar su palabra y lograr su conversión. Tras la rebeldía inicial de Jonás, quien deseaba ir a otro lugar, Dios lo redirigió a Nínive, donde su predicación llevó a la conversión de la ciudad. En el capítulo 2, Dios anuncia la llegada del “destructor” a Nínive y les brinda una estrategia maravillosa que nosotros también podemos aplicar, permitiendo que Dios nos libre del destructor o devorador, como lo describe 1 Pedro 5:8-9 «león rugiente que anda buscando a quien devorar» , asegurando nuestra victoria:

• Vers. 1b: Guarda la fortaleza: No se refiere a algo, sino a alguien. El profeta Joel en 3:10b dice: «diga el fuerte, débil soy» . Es solo en el poder del Señor donde podemos hallar la fortaleza para luchar y resistir tentaciones, persecuciones y dificultades que buscan robar la seguridad ya implantada en nuestra vida. Esto lo podemos lograr mediante la alabanza y la adoración, aromas que hacen huir al enemigo.
• Vers. 1c: Vigila el camino: Debemos preguntarnos qué o quién está en él y a qué induce. El Salmo 1 habla del «camino de pecadores» ; si nos encontramos en él, estamos más expuestos al enemigo, a través de conversaciones y actitudes no bíblicas que borran los límites de la santidad, haciéndonos presa fácil del destructor.
• Vers. 1d: Cíñete los lomos: Fortalece tu fuerza. Prepárate para la defensa. 1 Pedro 1:13-14 menciona que es «en la gracia que es en Cristo Jesús» , y en Ezequiel 47 y 29:7 se nos instruye a recordar que, si el Señor no fortalece nuestras fuerzas, no podremos mantenernos firmes ante los ataques del enemigo.
• Vers. 1e: Refuerza mucho tu poder: Hemos sido revestidos de poder de lo alto, no de cobardía, sino de poder. Para vencer las acechanzas del enemigo, debemos reforzar ese poder con confianza y seguridad en la presencia de Dios.

En tiempos gloriosos, estas características eran la seguridad de Nínive, pero al perderlas, quedaron a merced del destructor. Lo mismo nos sucede si no las consideramos para liberarnos del “lazo del cazador”.

El pasaje concluye con una promesa:

Vers. 2a: «Porque Jehová restaurará la gloria…»

Punto de acción:

Ante el peligro, ¿cómo puedes aplicar esta estrategia maravillosa? Confía, la promesa es para ti: Dios restaurará tu gloria.