Reflejando a Dios en Nuestro Ser

Esta es la famosa respuesta dada por Jesús a sus contradictores, quienes se habían acercado a Él con una pregunta, buscando la oportunidad para acusarlo sobre la licitud de pagar impuestos.

Pero detrás de esta maravillosa respuesta, podrías encontrar una nueva pregunta: ¿Cuál es la imagen que hay en ti?

Según Génesis, fuimos hechos a la imagen de Dios, lo que implica que todo ser humano porta la imagen de Dios y, por ende, debe ser devuelto o entregado a Dios.

Nos entregamos a la familia, al trabajo, a nuestros sueños o anhelos, pero en realidad nos debemos a Dios. Él nos hizo a su imagen y nos rescató, muriendo en la cruz por nuestros pecados. No solo le pertenecemos por creación, sino también porque nos redimió con su sangre. Toda persona debe ser devuelta a Dios, quien siempre le recibirá con los brazos abiertos, para ser amado y restaurado al propósito divino.

Debemos devolver a Dios a todo ser humano. Esta es la gran encomienda que se nos ha dado, comenzando por nosotros mismos. Después de cada acción, volvamos a Dios, como aquel hijo que cumple su tarea y regresa para contar su experiencia, o el soldado que vuelve para informar: ¡Orden cumplida!, o el niño que busca consuelo tras un golpe.

Luego, continuemos con nuestra familia, amigos, compañeros, vecinos, y aún con aquellos que nos den la oportunidad de hablarles sobre la salvación disponible en Jesús el Mesías.