¿Poder para qué?

La sociedad actual le da mucha importancia al Poder, lo cifra en el dinero o la posición dentro de esa sociedad, lo busca y persigue con mucho empeño, destina todo recurso, estrategia o artimaña para conseguirlo, pasando con frecuencia por encima de principios y valores, sin importar las consecuencias mientras el resultado sea el logro tan anhelado del control para ubicarse por encima de los demás.

Nadie está exento de caer en la búsqueda del poder para obtener ese control y someter a los demás bajo nuestras decisiones. Suele suceder en los hogares, iglesias, empresas, etc.

¡Cuánta diferencia encontramos con Jesús! Él tenía todo el Poder, poder contra las enfermedades, pero lo usaba para sanar a los enfermos; tenía poder sobre los fenómenos naturales, pero lo usaba para quitar el temor; tenía el poder de crear, pero lo usó para cubrir la necesidad física de la gente; tenía poder sobre el pecado y lo usó para perdonar a los pecadores; tenía poder sobre su propia vida y voluntariamente renunció a ella, para salvarnos.

Jesús poseía todo el poder, pero siempre lo usó para servir a los demás, sus discípulos lo llamaban “Señor” y sin embargo no tuvo reparos para lavar los pies de ellos. Allí fue solo un siervo. Esa es la manera correcta de usar el poder que Él mismo nos da, el cual no es para subyugar sino para servir. El mejor propósito para este año que comienza sería disponer el tiempo, recursos y vida para el servicio a los demás.

Oración:

Señor, cuánta grandeza manifiestan tus rodillas dobladas para lavar los pies de aquellos pecadores, así como te hincas hoy a limpiarnos de la escoria que cubre el brillo de Tu Presencia en nosotros. Capacítanos para desatar Tu Poder al extender nuestras manos al necesitado y ayúdanos a descender de los pedestales que construimos y que nos alejan de ti y de tu propósito. Amén.