Al infinito

La divertida frase de buzz lightyear en la famosa película infantil, podría resumir las esperanzas de todo buen cristiano, pero la realidad de muchos es que sus vidas y oraciones no despegan más de 10 cm de la tierra.

Las ataduras del alma son más fuertes y mortales que las del mismo cuerpo.

Debajo de nuestra 'sonrisa' o aparente 'serenidad' podemos estar ocultando una dolorosa y vergonzosa cadena que lastima el alma; y como en la historia del gran elefante encadenado desde pequeño, su mente y fortaleza se habían programado (limitado) al escaso largor de la cadena, sin entender como poder ser librado.

Hoy muchos viven atados a sus antiguos vicios o maldiciones, aunque en ellos ya tienen el poder para ser liberados.

¿Cómo ser libre de las ataduras?

Aceptando con verdadera fe lo que Dios hizo:

«Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.»
Colosenses 1:13 (RVR60)
La libertad no proviene de la religión ni de los intentos por escapar a fuerza de voluntad, como le sucedió a Israel cuando estuvo esclavo 400 años en Egipto, sino en dejar actuar lo supremo de Dios en nuestras vidas.

• ¿Crees que realmente ha sido libre?
• ¿Cuál reino gobierna tu vida?
• ¿Estás experimentando la redención y libertad que Dios promete?

Oremos:

Padre comprendo que el único que puede hacerme completamente libre eres tú, por eso hoy te pido en el nombre de tu hijo Jesús, el cual pagó el precio de mi deuda en la cruz para ser libre, que perdones mi maldad, llenes mi vida con tu presencia y me traslades al reino de tu amado hijo, pues acepto de corazón tu señorío en mi vida y tu salvación.
Amén