«Y Esaú respondió a su padre: ‘¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío.’ Y alzó Esaú su voz, y lloró.» ∆ Génesis 27:38 )
« Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo,
después que hayáis padecido un poco de tiempo,
Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.» ∆ 1 Pedro 5:10
«
Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.
» ► Jeremías 1:5
«Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros
sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención.» ∆ 1 Corintios 1:30
«Y si mal os parece servir a Jehová, escoged hoy a quién sirváis, si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, que estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.» ∆ Josué 24:15
«Daniel tomó la palabra y dijo:
"Bendito sea el nombre de Dios
por los siglos de los siglos,
porque a él pertenecen la sabiduría y el poder.
Él cambia los tiempos y las épocas;
quita reyes y pone reyes.
Da la sabiduría a los sabios
y el conocimiento a los entendidos".» ► Daniel 2:20-21
««¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí; no hay para él salvación en Dios. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo.» ∆ Salmo 3:1-4 (RVR60)
«si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.» ► 2 Crónicas 7:14
«Mas el que bebiere del agua que yo le daré ya no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brote para vida eterna.» ∆ Juan 4:14
«Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiaos las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.» - Santiago 4:8